Mi historia comienza con mi esposo. Admito que no fue una elección cuando
me casé con él. Me dejé llevar por lo rudo que se veía. Mi esposo se ganaba la
vida digamos de una forma no muy legal. Ahí andaba asaltando y robando casas
habitación entre otras cosas, muchas veces fue a la cárcel, pero salía rápido.
Aparte yo vendo comida por lo que me ayudo un poco. Mi esposo si no andaba en
su mal trabajo, andaba drogado por alguna esquina. Eso si en el barrio lo
respetaban por que según desde chico era el que mas defendía el barrio.
Afortunadamente pues con lo que hacía alcanzaba para lo básico. Y es que tiene
a sus compinches, tres jovencitos de apenas 21 años que siempre andan con él. Y
antes de gastar todo en drogas al menos me mandaba una parte a mí y a mi hijo.
Yo me acostumbré a esa vida. Hasta que un día en un pleito le dieron a mi
esposo en la espalda con uno de esos mazos enormes. Tarde o temprano iba a
suceder, estuvo en hospital casi dos meses. Los ahorros que teníamos ahí se
fueron. No murió, pero quedó parapléjico, casi no podía decir palabra y sin
moverse. Comenzó otro martirio ya que el mismo me decía que acabara con su vida
con la dificultad de hablar. No quería comer ni nada, al final su mamá que nos
visitaba lo convenció.
Mi suegra se llevó a mi hijo para quitarme un peso de encima, ya que
atendiendo a mi esposo era difícil ver por mi hijo. El ahora vive con su
abuela, mi suegra nos ayuda pagando su escuela y prácticamente ella lo mantiene
igual creo que lo hizo para sacarlo del barrio.
Los tres compinches de mi esposo no lo abandonaron. Siempre que podían iban
a verlo y me ayudaban a cargarlo, pasarlo de una silla a su cama y hasta se
quedaban horas en el cuarto platicando. Luego me daban anillos o collares de
oro diciéndome, véndalo para mantenerse con el Jefón, asi le dicen a mi esposo.
Yo estaba preocupada, ya que mi esposo era un bandolero, pero al menos daba
para mantenernos, ese recurso se iba a cortar. Quería buscar trabajo, pero no
podía dejarlo. Y entonces estaba llorando en mi lavadero ya toda desesperada. Llega
Rayo uno de los jovencitos y me ve y me abraza y me dice ¿Qué le pasa Jefona? Y
ya le dije de mis penas, tenía que decirlo a alguien. Y me dice, si esta difícil,
pero nosotros la ayudamos, pero le dije que estaba bien, pero porque eran jóvenes
solteros, pero un día iban a tener una familia por la cual ver, por lo que esa
ayuda no podía ser para siempre. Y viéndome las tetas me dice ¡Pues uste tiene
con queso! Jajaj y yo de ¿Qué hablas? Y me contesta; pues con su perdón pero tiene
lo suyito. Debe vender caricias, muchas lo hacen y ganan bien. Y yo le dije ¡estas
loco!
Pero me dice; mire esas lolas (pechos) mendigo culote, yo si le doy 2 bolas
(2mil pesos) Mientras me lo decía se andaba agarrando abajo. No le hice caso,
pero me dice, ahí se decide me dice puedo ser su primer cliente.
Resultó que el Rayo fue el que mas iba a visitar a mi esposo. Y comenzó a
faltarme el respeto, como cuando tenia de costado a mi esposo lavándole la
espalda con una esponja, estaba inclinada y el Rayo en el cuarto me aprieta la
nalga. Ya afuera del cuarto de mi esposo le dije que no hiciera eso, y me dice,
ando caliente Jefona, y se saca la verga. Le dije que me respete y me hice la
enojada. Hasta lo amenacé con decirle a los otros dos para que le dieran su
madriza.
Un año estuve asi con mi esposo. Lamentablemente su cerebro igual tenia un
daño, algo de unos coágulos. Eso no fue por la pelea, si no fue consecuencia de
estar estresado de no poder moverse y su desesperación le causo una trombosis
por la presión. Y mi esposo falleció
Entre sus amigos, vecinos se pagó el velorio. Fue en mi casa, aunque mi
esposo era mas querido por los malandros que por gente común.
Cuando llegó el cuerpo era muy temprano, ahí ya preparado por los de la
funeraria. Perdón si se pone raro y tétrico, pero asi fue. Solo estaba el Rayo
que nunca se quitaba de la casa. Sinceramente no estaba tan triste, creo que
veía a mi esposo mas como un proveedor por que asi como que nuestra relación era
de amor no mucho. Pero si estaba pensativa de que iba a hacer, si lloré un poco
pues por que estaba acostumbrada a su presencia. Y en un como sofá que tenemos
que no tiene respaldo, solo es el puro asiento largo, ahí estaba sentada viendo
la caja toda pensativa. Y el Rayo se acerca y se sienta, pero acomodándose de
tal forma, que quedó atrás de mí, con sus piernas abiertas y yo en medio. Me
dice ¡ya descansa en paz el Jefón! Y yo sin palabras. Pensé que trataba de
consolarme cuando me agarró de la cintura y puso su cara sobre mis hombros.
Pero me toma las tetas desde abajo apretándomelas. Y me dice ¡Si quiere yo la
mantengo como reina, solo aflójeme todo esto rico que tiene!
Yo no se si estaba en shock, no le dije nada. Pero me bajó el escote sacándome
las tetas y apretándomelas mientras me besaba tras las orejas. Luego hizo que
me sentara en sus piernas, poniéndome mi brazo en su cuello dándole la espalda,
y el se inclinó por debajo de mi brazo a chuparme una teta. Metio su mano en mi
vestido y dentro de mi calzón a sobarme la concha. Y me preguntaba ¿me va a dar
a probar su sapote?
Yo estaba sintiendo rico que comencé a gemir. Me succionaba las tetas que
decía ¡no aguanto quiero cogerla! Y literalmente
comenzó a arrancarme el vestido. Primero lo mordió del escote para hacerle una
rajada, luego lo fue rompiendo del frente dejándome solo en calzones.
Me devoraba las tetas como loco, parecía que nunca había cogido. Se bajó el
pantalón sin quitárselo, su verga toda tiesa, me puso de pie y tambien me rompió
el calzón de la misma forma. Comenzó a lamerme mi concha, diciendo ¡Que rico
sapote Jefona! Me abría las nalgas y yo me incline un poco a jalarle su verga. Estaba
muy dura y húmeda. A mi igual se me
antojó que ni aguanté y me fui bajando para clavarme en esa verga. Despacito
entrando y el Rayo apretándome y chupándome las tetas.
Ya cuando la tenia toda adentro, comencé a darle sus cogidones moviéndome de
enfrente hacia atrás. El decía ¡QUE RICO DOÑA! Ahí cogiendo, lo estaba disfrutando
y mi esposo al fondo en su caja. Lejos de darme remordimiento comencé a
excitarme más, en el fondo si estaba bien enferma.
A medio palo tocaron la puerta. Pregunte quien era y era mi suegra, tuve
que decirle al Rayo que se saliera por atrás y yo me metí al baño me moje un
poco y me puse una toalla. Abri disimulando que me agarró a medio baño.
De ahí pues todo normal con el velorio. Comenzó a llegar la gente, los rezos
y el entierro. Mi suegra me dijo que me vaya con ella a su casa, por que debía
ser duro quedarme sola. Le dije que iba a estar bien, que solo cuidara de mi
hijo mientras pasaba mi duelo. Pero en mi mente ya me urgía que se fuera para
que me enterraran otra cosa.
Después de varias horas al fin se fue mi suegra, la ultima en irse. El rayo
dando sus vueltas afuera como perro esperando a la perra en celo. Ya cuando se
pudo le hice señas y entró a mi casa. Le quite el pantalón y comencé a chuparle
la verga apoyándolo espaldas a la puerta. Luego nos fuimos quitando la ropa desnudándonos
mutuamente y ahí en el suelo nos tiramos, el encima de mi chupándome las tetas
y dedeándome, y yo de ¡YA METEMELA! Y comenzó a introducir su verga y yo
gimiendo amarrándolo con mis piernas.
Hacia años que no disfrutaba de un buen sexo. Esa verga taladrándome el
sapote como decía Rayo, una y otra vez, ni el mejor consolador lo logra. Luego
de perrito en el suelo, metiéndome su verga en mi culo. Yo dedeándome y
sintiendo como me rompia el ano. Me corrí mojando el suelo y el excitado me
lanzó su leche dentro de mi culo.
Fue delicioso, nos fuimos a la cama donde seguimos otra ronda. El
arrodillado hecho para atrás y yo dándole la espalda clavándome rico en su
verga. y el gritando ¡JEFONA TIANA EL SAPOTE DELICIOSO! Y yo me di el lujo de
gemir sintiendo como esa cosa entraba, dura, caliente, batiendo mi panocha en
el interior. Hasta que se corrió dentro y yo de uff delicioso.
Podria decir que mi vida no cambio mucho. Pues cogimos tanto que se enculo
conmigo y comenzamos una relación y nos juntamos. Se volvió mi nuevo proveedor.
Pero la diferencia es que a mi esposo le era fiel, a este chico no.
Creo que fue de chismoso con sus otros dos amigos, de la forma en que logró
cogerme. Ya que de la nada agarraron confianza con migo, como diciendo, fue
facilota con el Rayo, lo será con nosotros.
En mi lavadero estaba lavando ropa, cuando otro apodado Simio me agarró por
detrás preguntándome ¿Cuánto las da? Y yo me reía. Me levantó la falda y me
bajó el calzón y comenzó a comerme el culo. Yo dejándome. ¿si le gusta la
puteria? E pregunto y yo de si bebe.
Se sacó la verga y empinándome en la batea comenzó a metérmela ahí mismo. Me
volví bien descarada, ya que vi como el hijo del vecino, un adolescente de 14
miraba escondido tras la barda. Le dije a Simio que se corriera fuera. El super
caliente pero cuando iba a venirse la sacó y la tiro en el piso. Luego se fue.
Y yo ya trastornada hable al vecinito. El entro a mi patio, yo me desnude
toda y le di tetas en la boca. Le pregunte ¿quieres comerme? Y el dijo que si,
un chico muy despierto jajaj hasta se emocionó. Y mientras me chupaba las tetas
metia dedos en mi culo.
Lo llevé adentro, donde en la cama comencé a chuparle su verga en un 69. El
abriéndome el culo explorando jajaj, metiendo dedos, lengua y oliendo mi
vagina. Luego me monté dándole la cogida de su vida el gimiendo y apretándome las
tetas y yo con la concha mojada. Rechinamos la cama, voltie dándole la espalda,
por que quería verme el culo, abria mis nalgas y me metia el dedo en el culo
mientras yo me clavaba en su verga. Su mamá llamándolo, y el en mi cama perdiendo
su virginidad con una madurita recién despierta en la puteria.
Desde ese entonces despertó mi apetito sexual, ahora cojo mucho con muchos
y lo disfruto.
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