Voy a contarles algo extremo que me paso. En la última anécdota les comenté
que andaba de amante con un pandillerito. Por esa misma razón como que otros
pandilleritos comenzaron a hablarme en el barrio. Seguramente se corrió la voz
de que era facilota, no lo se. Lo único que me preocupara es que, si esos
rumores existían, llegaran a mi esposo o hijos.
Y es que uno que otro pandillerito querían replicar exactamente lo que el
otro hizo. Acompañarme, que me iban a cuidar etc. Pero a diferencia del otro,
estos no me gustaban. Incluso uno me dijo, —doñita, ¿Cuándo me presta ese culo?
—Yo me portaba la digna y me ofendía. Y pues si me ofendía, como les digo no me
gustaban. Eran chacalitos de baja monta. A uno le apodaban Sid como el de la
era de hielo, por dientón ojón flaco y chaparro. Ese era el que mas me abordaba
y aunque estaba jovencito simplemente no me convencía. Luego estaba la Pepa, no era mujer, era un
gordo que asi le apodaban sus amigos. Lleno de barritos y asi otros. Pero esos
dos eran los que más fregaban.
Afortunadamente mi esposo consiguió una casa en lo que se supone una zona
mas “segura” para los que son de Cancún. Era en la sm 26, se los digo por que
ya no vivo ahí actualmente. La verdad no me gustó mucho, pues en las tardes
todo era bien silencioso, los vecinos encerrados en sus casas, no como en el
barrio donde al menos había ambiente. Pero al menos me quité de encima a esos
pandilleritos y al fin a comenzar una nueva vida y tranquila.
Eso sí, yo seguía transportándome en autobús o en combis públicos. Aunque
el acoso seguía en redes sociales, los pandilleritos me enviaban fotos de sus
pitos. Tuve que cerrar esas redes. Enfrente de la 26, esta el famoso mercado
28. Un día me los topé ahí, hice como que solo andaba de paseo, no quería que
supieran donde vivía. Pero ellos se me acercaron a saludarme cordialmente,
seguramente porque había mucha gente. Hasta ofrecieron llevarme a mi casa y yo
de no se preocupen, mi esposo vendrá por mí. Al final le tuve que mandar
mensaje a una amiga que fuera por mí, ya que estos pandilleritos no se iban,
según ellos no podían dejarme sola con mi culazo. Ese día todo bien. Mi amiga
pasó por mi y le dije que de muchas vueltas antes de llevarme a mi casa.
Pasó como dos o tres meses. Ya hasta se me había olvidado todo eso. Llegue tarde
de un evento de maestros que se hizo en el centro de la ciudad. Y yo toda
confiada me fui en transporte publico ya como las 10:30 de la noche. Me bajé y
tuve que atravesar el 28, pero por floja de dar toda la vuelta decidí ir por
los pasillos. En mi lógica pues dije, ha de ver vigilancia, policías, digo ahí hay
varios locales y puestos, alguien debe cuidarlo. A esa hora todo cerrado y
silencioso. Ya había cruzado mas de la mitad, estaba justo en el pasillo tras
el super AQi. Cuando salen cuatro tipos, unos con casco de motos y otros con
playeras amarradas como si fueran mascaras en la cara, ni para pasamontañas
tenían.
Uno pues me dice —¡cáete con el cel y el dinero mamacita! Y pues no puse
resistencia, les di mi celular, cartera y hasta bolsa. Uno de ellos dijo que a veces
las mujeres guardamos cosas en la bolsa, yo les juré por mi madre que no era el
caso. Pero me pusieron contra la pared, había como un puesto, ahí atrás como si
fueran policías, me pusieron frente a la pared, y comenzaron a tocarme como
revisando. Yo si tenía miedo, pues si me andaban apretando todo. Para colmo
llevaba una falda larga hasta las rodillas y abertura en una pierna. Comenzaron
a subirla según revisando, el caso que me la dejaron arriba con las nalgas
descubiertas. Y dicen —¡que rico culazo! —si les contesté diciéndoles —¡No
mamen ya tienen mis cosas! váyanse a chingar a su madre.
Fue cuando uno de ellos saca un cuchillo, pero de esos enormes. Y dice —trátenos
bien y la tratamos bien. Mientras decía eso, su compañero sacaba su verga y
comenzaba a untármelo en las nalgas. Yo dije, ya me van a violar estos
cabrones. Me hacía un lado el calzón y yo pues acepté mi destino cerrando los
ojos.
Se agachó, me abrió las nalgas y comenzó a chuparme el culo. Yo rogando que
apareciera algún seguridad, policía o no sé, pero nadie aparecía. Me fui
quitando el calzón y me abrió de piernas y comenzó a lamerme la panocha. Me
decía que le encantaba como olía. Ahora bien, cabe aclarar que no estoy motivando
a nadie que lea este blog. Lo que estaban haciendo estaba muy mal, cualquier
chica que viva eso, llega a tener un trauma o le arruinan la vida. Pero yo soy
bien puta, soy una excepción, una de 1000 no se. Asi que mi experiencia no
necesariamente tiene que ser la de todas.
El caso, que yo me estaba calentando con esas lamiadas de panocha. Mas que
me abría el culo y metía sus dedos. Eso sí, no demostraba nada, estaba con los
ojos cerrados por que igual excitada, pero asustada al mismo tiempo. Una
sensación rara la verdad.
Luego otro pasó a dedearme la panocha. Si escuche que dijo —¡ya se mojo
esta puta! —Como están las cosas, que hasta uno tuvo tiempo de ir y regresar
con unos cartones que quien sabe donde agarró. Las colocó en el suelo, se sentó
y me dijo que me pusiera de perrito. Cuando lo hice me metió su verga en la
boca mientras otro seguía comiéndome la panocha.
Estaba babeándole la verga, cuando dijo —¡asi puta, cómetela toda. —y
reconocí la voz, era al mentado Sid. Ya comencé a poner mas atención, eran los
pandilleritos aquellos. No dije nada, tenia miedo que si sabían que los
reconocí me hicieran algo peor.
Ahí el gordo con playera en la cara que claramente era Pepa, dijo —ya no
aguanto quiero penetrar esa pucha. —Ahí me traicionaron los instintos, yo misma
le abri mis nalgas para recibirlo. El no se si se dio cuenta, pero comenzó a
meterme su verga en la panocha mojada.
¡Pero al fin!, dos metidas y un par de señores aparecieron, si eran como de
seguridad y les mentaron la madre y como pudieron se subieron los pantalones y
salieron corriendo. Yo si estaba llorando del susto, los hombres de seguridad
dijeron que hablarían a la policía para que denunciara. Les dije que no, uno de
ellos insistiéndome, pidiendo algún numero de familiar. Pero les dije que no, no
quería que nadie sepa.
Como que cuando los pandilleritos se fueron, lo hot bajó y solo quedó el
shock. Me regresé a mi casa, me bañé y me dormí hice como si nada de eso pasó.
Dos penetradas, y chupadas de culo panocha, fue todo lo que sucedió. Luego
conforme pasaban los dias me dio coraje jajaj. No se si ando loca o si es
normal. Lo curioso que cuando visité a una amiga que vive en el barrio, me dijo
que esos pandilleritos quien sabe que habían hecho, pero de pronto se fueron. No
se si por lo que pasó conmigo o hicieron otras cosas. Pues esos pandilleritos
tenían esa costumbre, que cuando se portaban mal en algo, se desaparecían un
tiempo.
Perdón que esta anécdota no estuvo lleno de sexo jajaj pero asi pasó. Fue
mas como un desahogo.
Que rica estas mami... Cuantos años tienes??
ResponderEliminarun saludo reina. sigue contando tus historias, están buenas
ResponderEliminarNombre pues viendo todo eso, como se va a resistir uno
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