7. VERACRUZANA diario 7

Pues durante los primeros días en la nueva casa, todo estaba excelente. Mi padrastro me había comprado muchas tangas de hilo, según el para coger más agusto. En un domingo estábamos los tres en la casa, mi padrastro mi mamá y yo. Ese día mi mamá fue de compras. Apenas mi mamá se fue mi padrastro cerró la puerta y me dijo, ponte a gatas en el suelo que quiero cogerte. Yo me puse a gatas, el me alzó la falda, hizo a un lado mi tanga de hilo y comenzó a cogerme por mi conchita. Sentía su verga entrar bien rico, ya era una viciosa de él. Me dijo que cuando mi mamá saliera a cualquier lugar el me cogería agusto. Lamentablemente ese día estábamos en medio de una buena cogida cuando el vecino de abajo toco la puerta. Mi padrastro se subió los pantalones y yo me baje la falda y me pare. El vecino estuvo platicando unas cosas con mi padrastro, por lo que no pudimos hacer nada. Mi mamá volvió y ahí quedo todo. Pero en la tarde, cuando mi mamá entro a bañar rápidamente mi padrastro me levanto la falda acariciándome las nalgas me dijo "tu mamá tarda en bañar es nuestra oportunidad", saco su verga y de nuevo hizo un lado mi tanga y comenzó a meterme su verga. Yo estaba nerviosa, escuchábamos el agua del baño caer, yo estaba más pendiente de que mi mamá no saliera. Pero a mi padrastro parecía no preocuparle. El seguía cogiéndome acariciándome el culo. Que rica panochita me decía mientras me lo metía hasta el fondo. Cuando dejábamos de escuchar ruido de agua en el baño, él se guardaba su verga y yo me bajaba la falda, yo me iba a mi cuarto dejando a mi padrastro en la sala. Casi no me gustaba pues siempre estábamos bajo presión.
Un día mi mamá decidió buscar un trabajo, lo que a mi padrastro le pareció muy bien, igual a mí. Una amiga de mi mamá le consiguió uno en tan solo dos días. Ella trabajaría en un hotel. Por lo que estaba de perlas, descansaría entre la semana y lo mejor era que algunos domingos trabajaría dejándonos solos a mi padrastro que descansaba los domingos y a mí. Recuerdo que el esperábamos aquel primer domingo donde mi mamá trabajaría. Mi padrastro la acompañaría al paradero del autobús. Pero antes de salir me dijo cuándo mi mamá no nos escuchaba. Ponte el vestido entallado y cortito, y la lencería que te regale.
Pues cuando se fueron, yo me puse unas medias rojas, una tanga roja y un sostén pequeño del mismo color. Encima un vestido entallado, corto enseñando piernas y casi por debajo del culo y un escote parecía toda una puta para ser sincera.
Unos minutos después escuché la puerta abrirse, mi padrastro había llegado, me dijo que se aseguró que mi mamá haya subido al camión. Se bajó los pantalones tenía su tranca bien dura y jugosa. Se me acerco y comenzó a besarme, mientras sus manos acariciaban mi cintura, para ir rápidamente a mis nalgas, me las apretaba, después me besaba el escote y me mordía suavemente el cuello. Sus manos acariciaban mis piernas, me dijo "pareces toda una puta cara". Eres mi puta. Mi pancohita estaba mojada, le dije "cojeme". Pero el se detuvo y entro a su cuarto, después saco una verga de juguete bien grande, me dijo que me haría disfrutar. Me puso contra la pared y me abrió levantándome una pierna, comenzó a chuparme la panocha por arriba de mi calzoncito, yo esta moja, le suplicaba que me lo metiera. Pero el hizo a un lado mi ropa interior y comenzó a meter suavemente la verga de juguete. Sentí como entraba, sentía delicioso, tan mojada estaba que resbalo sin ningún problema. El metía y sacaba el juguete mientras yo me mordía los labios aguantándome no gemir de placer. El trajo una silla, me dijo que me acostara boca abajo sobre la silla. Así lo hice algo incómodo, pero él me levanto el vestido sacándome las nalgas al aire, de nuevo comenzó a meter el juguete en mi mojada panocha. Me dijo que la agarrara y no dejara de meterla. Yo así lo hice, yo misma con la mano derecha comenzaba a metérmela. Después trajo un lubricante y mojo mi culito así como el juguete. Todo eso era nuevo para mí, pero me estaba gustando el jueguito, mi padrastro era un pervertido. Ya todo lubricado comenzó a meterme el juguete en el culo,, suavemente, yo sentía que me desgarraba por dentro, pero después la excitación comenzó a darme placer. El me decía "abre ese delicioso culo para mí".
Me decía que poco a poco se me abría, me metía los dedos para abrirme más, yo disfrutaba. Después saco el juguete y de nuevo me dijo que me lo metiera por la panochita. Yo disfrutaba haciéndolo. Con el juguete en la vagina, aun así sentí la verga de mi padrastro entrar por mi culo. Me dijo ya está en su punto, abiertito y rico. No pude evitar dejar escapar un gritito de placer. Mis dos agujeros estaban ocupados. Pero sentí más la vergota de mi padrastro. Ahí me corrí. Pero el siguió cogiéndome por el culo me dijo que era la mejor hijastra del mundo. Me nalgueaba y me escupía las nalgas que brillen esas ricas tortas decía.
Yo me retorcía teniendo un rico multi orgasmo, algo delicioso estaba sudando, pero le pedía más, decía dame más de tu culo y te daré mas verga. Yo le dije rómpeme el culo, es tuyo pero no me dejes de dar. Me dijo que tenía unas nalgas y cuerpo de campeonatos. Que si no fuera su hijastra, que igual me pagaba lo que fuera para que cogiera con él. El se corrió dentro de mi culo, pero saco su verga y siguió jugando con el juguete en mi conchita, lamiaba y olía mi panochita, parecía un perro en celo. Tuve otro orgasmo, no lo podía creer. El saco el juguete lo aventó en el sofá y comenzó a meterme su verga. El jalaba mi cuerpo contra el suyo sonando cuando mis nalgas golpeaban su abdomen, yo estaba en la gloria sintiendo su verga entrando y saliendo, mucho placer no quería que parara jamás. Me bajaba el vestido pero por debajo seguía cogiéndome, me decía que le gustaba así con aquel vestido sensual. El de nuevo se corrió ahora dentro de mi panocha. Fue y se tiro al sofá, estaba jadeando y sonriendo. Yo me pare y me acosté a lado de él. Estuvo a cariándome mis piernas un rato. Después me dijo que fuéramos al baño, ahí me quite las medias, la tanga y levante mi vestido. El comenzó a depilarme la panochita suavemente cuando podía lo acariciaba con las yemas de sus dedos, me dijo que le gustaban las panochitas depilatidas. Cuando termino suavemente me lavo limpiándomela muy bien. Después me dijo que no cerrara las piernas, yo permanecí así con las piernas abiertas para arriba. El comenzó a meterme su verga nuevamente en la panochita. De nuevo un rico sexo comenzaba. Ahí estuvimos un buen tiempo. Después nos pusimos a limpiar, pues había dejado semen en el piso de la sala, y el baño con algunos bellos púbicos. Me quite la ropa y me cambie para parecer de nuevo una niña decente. Mi padrastro después de un tiempo fue a buscar a mi mamá. Delante de ella casi ni hablábamos entre nosotros. Pero habíamos quedado que cada domingo repetiríamos el día del sexo. Y entre semana los rapidines cuando pudiéramos.

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