…..Como una semana paso desde aquel encuentro, y todo marchaba normal,
hasta que un día mi padrastro me dejo una nota donde me decía “ponte lo que te
regalé”, con una falda larga o pants para que no se noten las medias hoy te
cojo de nuevo. Yo no quería hacerlo. Pero la idea de estar nuevamente con el me
emocionaba recordaba su rica vergota que me había dejado fascinada. Después de
pensarlo varias horas acostada en la cama, decidí hacerlo. Me puse el sostén
transparente, la tanga y el liguero que me había regalado. Me puse una blusa de
tirantes negra, y unos pants algo aguados. En el desayuno mi padrastro me
sorprendió cuando dijo que al fin había comprado un ranchito y quería que
fuéramos a conocerlo. Obviamente todos
se apuntaron, los abuelos, los tíos, todos.
En una camioneta todos se subieron y nos fuimos para el ranchito. Como
una hora yendo por una carretera angosta bajo el monte y al fin vimos el lugar.
Un poco maltratado pero en fin. Cuando se bajaron todos entraron en una casa
grandota de bloques. Mis primos y yo veíamos el lugar. Como siempre fregando
diciendo que había suficiente monte como para que no nos vieran cogiendo. Yo
solo les daba el avión. Cuando salió mi
padrastro dijo que se le habían olvidado
unas cosas. Y les pidió de favor a mis primos que fueran por ellas. Le dio las
llaves de la camioneta a mi abuelo, y el y mis primos se subieron y se fueron.
Después me dijo, le dije a tu mamá que me ayudarías a traer unas sandias que
tengo sembrado por aquí cerca. Yo ya sabía para donde iba eso. Por lo que lo
acompañe a buscar las famosas sandias. Caminamos por una brecha larga y
llegamos a una especie de parcela donde había muchas cosas sembradas. Al
instante me dijo desnúdate y muéstrame como te ves. Yo le pregunte ¿aquí? Él
dijo que si, que nadie de la familia conocía esa parcelita, estábamos lejos y
no vendrían. Le creí cuando comenzó a bajar sus pantalones y su playera,
completamente desnudo puso su ropa en un tronco y se sentó en ella. Empezó a
jugar con su gran verga esperando a que me quitara la ropa. Primero me quite
los pants. Él dijo que rica te vez. Me
quite la blusa, el solo me observaba, me dijo ponte de espaldas. Lo hice, me
dijo empínate para ver mejor ese culo.
Me empiné. Me dijo me gusta como la tanga se mete entre tus nalgotas. Y
me gustan tus piernotas con ese liguero.
Me dijo después, que lastima que en la casa haya mucha gente, no puedo saborearte
cuando yo quiero. Se puso de pie se acercó y comenzó a acariciarme las nalgas,
me las apretaba y me nalgueaba rico. Me hizo un ladito la tanga, me agarro por
la cintura y comenzó a metérmelo por mi
panochita. El sol calentaba mi espalda pero no me importaba. Sentir su verga
nuevamente me fascinaba. Me dijo que estaba rica mi papayita. Puso sus manos
sobre mis nalgas y comenzó a meterme la verga fuerte jalándome contra él. Me
dijo aquí si puedes gemir pinche puta. Yo ya estaba gimiendo a placer. Ahora le
decía, cógeme no me lo saques. El gritaba mueve el culo, quiero ver esas ricas
nalgas zangolotearse. Me nalgueaba diciéndome gózalo puta. Tú ya eres mi
putita. Dijo; ahora te lo voy a meter por el culo. Yo le dije que me iba a
doler recordando a mi prima. Él se mojó con saliva su verga y comenzó a meterme
la puntita lentamente. Sentía su cabecita en mi culito, pero no me lo metía
todo. De la pura puntita no pasaba, después comenzó a juguetear con sus dedos,
me metía sus dedos por el culo, me estaba gustando todo aquel morbo. Me lo
estaba abriendo despacito y dilatando. Hasta que después de juguetear me metió
lentamente su verga, me dolía un poquito, pero a la vez eso era delicioso, me
abría el culo mientras me cogía lentamente. Él decía este si es un culo. Mi
panochita estaba escurriendo mientras mi culo recibía toda su rica verga. Del
frenesí el me rompió la tanga para después tirarla al suelo. Después me cogía en la panochita, tres a
cinco metiditas y después al culo, y así despachándome por mis dos agujeritos
húmedos. Yo me alegre de haber perdido la virginidad con un hombre así. Después
de tanto placer me corrí, y él se corrió dentro de mi culito. Después me mordió
las nalgas. Se sentó en el tronco y me dijo que me agachara y le limpiara la
verga con mi lengua y de paso se me escurriera su lechita de mi culo. Así lo
hice, comencé a limpiarle su rica verga mientras sentía mi culito escurrir. Me
decía que vestida como estaba parecía una puta bien fina, una quinceañera con
un rico cuerpo. Yo le seguía chupando. Después desnudo comenzó a cosechar unas
sandias. Dijo que no podíamos estar mucho tiempo nos vestimos y regresamos a la
casita del rancho. De inmediato me fui al baño para limpiarme el culo que
sentía húmedo todavía.
En el baño recordaba y quería más. Pero cuando salía y veía a mi mamá
me sentía de la patada. Lo peor, cuando
tuve la oportunidad yo le dije a mi padrastro que aquel encuentro era el
último. Pero él me dijo que me cogería cuando él quisiera mientras me agarraba
las piernas y yo sentía encenderme de inmediato. Creo que aquellos se convertían
en algo que no podía controlar.
Ese día regresamos a la casa del abuelo, ahí no teníamos ningún
encuentro. Pero sinceramente yo ya quería tener su verga nuevamente. Cuando lo
veía mi panochita vibraba, pero él era cuidadoso, la gente del pueblo era muy
chismosa y no podíamos hacer algo que levantara sospechas.
Pasaron como tres semanas del segundo encuentro, como mujer me daba
cuenta que él ya estaba que reventaba de lujuria, pero simplemente aquella casa
casi no había privacidad, entre los tíos, primos y abuelos e incluso mi mamá,
siempre había gente. Y mi padrastro no quería arriesgarse a ir al rancho
nuevamente decía que mis abuelos eran inteligentes y sospecharían si fuéramos a
cada rato.
Pero una noche mi padrastro me dejo una nota donde me decía que mi
mamá saldría de viaje con mis abuelos y una tía y un tío, mis primos estarían
ahí y otra tía, pero habría menos gente. Me dijo que fuera a su habitación
cuando pudiera y que nadie me viera.
Pensaba no ir nuevamente, pero a quien engañaba dentro de mí quería sentirlo
nuevamente, ya me estaba haciendo adicta a él. Como
él dijo casi no había gente, me fui a su recamara cuando vi que todos estaban
dormido. Toque y el me abrió, rápidamente entre, él estaba con un bóxer
pegadito marcando su rica verga. Apenas entre el me abrazo mientras ponía
seguro a la puerta. Se fue a mi cuello besándome y tocándome los pechos, saco
mis pechos bajándome el escote de la blusa y comenzó a chupar. Sus manos se
fueron bajo la falda que traía para jugar con mi panochita, la sobaba bien
rico. Me dijo que estaba como volcán a punto de hacer erupción. Me desabrocho
la falda y me la quito. Después me bajo desesperado el calzoncito y me paro
contra la puerta y comenzó a lamiar mi papayita. Metía la lengua y mordía
suavemente, eso me estaba gustando. Él se quitó el bóxer dejando ver su
vergota. Me agarro y me tiro sobre la cama boca arriba, se subió sobre mí y
comenzó a cogerme. Que rico era volver a sentir esa verga en la panochita. Me besaba los pechos y succionaba mis
pezones. Yo le abría las piernas para recibirlo todito. Me acariciaba las
piernas y empezaba a sudar del ajetreo. Me dijo; hoy te voy a coger toda la
noche. Me puso boca abajo y siguió cogiéndome por detrás, me besaba el cuello y
metía su verga. Yo gemía diciéndole que estaba delicioso, me dijo ¿Qué sientes
que te esté cogiendo en la misma cama donde cojo a tu mama? Ahí si me sentí un
poco mal, era de mal gusto decir eso al menos eso pensaba yo. Me moví para
decirle que mejor me iba de ahí. Me senté en la orilla de la cama mientras le decía que ya no haríamos nada
nunca más. Pero cuando me agache a
buscar mi ropa para vestirme sentí sus manos en mis nalgas y su verga
metiéndose en mi panochita, me dijo que no me dejaría ir, yo trate de zafarme,
pero él me estaba cogiendo deliciosamente me dijo bien que te gusta no te
hagas, así te lo voy a estar metiendo hasta que amanezca. Me empino sobre una mesa y siguió cogiéndome
bien rico. Yo ya había olvidado por que me quería ir, comencé a gemir
nuevamente sintiendo su vergota sin darme cuenta le pedía que no parara, que
siguiera cogiéndome así de rico. Me dijo que le había gustado cogerme en el
culo, me metió despacito por ahí su rica verga. Yo me corrí cuando sentí sus
dedos jugar con mi vagina salvajemente, luego él se corrió en mis nalgas
sacando hasta la última gota, acerco una silla y se sentó cómodamente para
empezar a chupar mi panochita mientras seguía empinada sobre la mesa, su lengua
subía de mi panochita hasta mi culito,
lo recorría mientras yo seguía conteniendo los gemidos de lo rico que estaba
sintiendo. Lamentablemente escuchamos ruidos afuera del cuarto. Él me dijo que
solo me daría una cogida más y yo me regresaría a mi cuarto. No había que tomar
riesgos. Así me cogió nuevamente en aquella posición para correrse nuevamente
sobre mis nalgas, el embarro su lechita hasta mi espalda. Me dijo que me
vistiera. Yo me vestí y con cuidadito Salí del cuarto. El caso es que me di un
baño y me fui a dormir, pero todavía estaba caliente. Pero también tenía
remordimientos por mi mamá, ambas cosas no me dejaron dormir esa noche
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