10. KARLA en viaje de trabajo y otras cosas

Pues últimamente he andado un poco ocupada de un lugar a otro viajando por cosas de trabajo. Hoy me di un tiempo para escribir por aquí. Pues ahora estoy en un hotel en la ciudad de puebla. Digamos que los viajes son de trabajo y placer. Es un nuevo trabajo, apenas con un mes de antigüedad. Menciono que es un poco de placer, puesto que soy amante del jefe. Un hombre casado con dos hijos, pero que me da un buen sexo. Ya que no somos los únicos del trabajo que venimos, todas las noches viene a escondidas a mi cuarto. Y se va en la madrugada. Jugueteamos bajo las sabanas desnudos. A veces tocándonos y acariciándonos para más tarde seguir con lo rico del sexo. Por eso el tiempo no me rinde, por ejemplo ahora en que estoy escribiendo son las 10.:00 pm y seguramente no tardara en llamar por la puerta. Desde el primer día mi jefe siempre estuvo tratando de conquistarme. Yo cedía un poco desde el principio. En nuestro primer viaje se dio el primer encuentro. Un día que todos los del trabajo que estábamos en el viaje cenábamos y bailábamos celebrando un trabajo cerrado con éxito. La mayoría bebiendo y en el relajo. Aquel día yo tenía sueño con un par de copas de más. Todos se levantaron a bailar dejándonos solos en la mesa. El de inmediato empezó a hablarme de su gusto por mí. Que me deseaba y cosas por el estilo. No sé si era por las copas o por la emoción. Yo le acaricie por debajo de la mesa. El se emociono y me pidió que nos fuéramos al hotel. Le dije que sería muy obvio, le mencione que mi cuarto estaría abierto que no tardara. Ya en la madrugada todos regresamos al hotel. El estaba emocionado. Algunos todavía se quedaron en el bar del hotel incluyéndolo a él, yo me subí a mi cuarto. Me desvestí quedándome solo con mi ropa interior, me metí bajo las sabanas. Ya casi me quedaba dormida cuando escuche la puerta abrirse, en la oscuridad él se acercaba. Prendió la lámpara que estaba a lado de la cama, y se metió en las sabanas a mi lado donde estaba acostada de lado. El atrás de mi me empezó a besar el cuello. Sus manos recorrían mi cuerpo. Desde mi cintura, las piernas, las pompas. Metía sus manos dentro de mi ropa interior acariciándome la vagina. Con su lengua mientras tanto recorría mi oreja, note desde aquel instante que era una persona que se excitaba mucho acariciando mi cuerpo. A diferencia de otros que al instante querían penetrarme, el disfrutaba por un largo tiempo recorrer con sus manos mi cuerpo. Era algo que a mí me estaba gustando. Me excitaba cada vez más, por primera vez me hicieron sufrir, en un momento le pedí que me cogiera, pero él no hacía caso seguía con sus caricias. Lo que aumentaba mis ganas de sentirlo dentro. Arrojo las sabanas al suelo, seguramente para observar mejor. Apretaba mis pechos, jugueteaba con sus dedos mi vagina. Mordía mis hombros, acariciaba mis pompas. Sentía sus manos duras y me gustaba. Me dijo que no me moviera, que siguiera de lado. Lentamente me bajo mi ropa interior. Y empezó a morderme las pompas. Las volvía a acariciar. Después me volteo boca arriba y empezó a besarme apasionadamente. Bajo hasta el clítoris y empezó a lamear, un rico sexo oral. Yo estaba súper excitada, tenía la conchita húmeda de placer. El aún no me penetraba y sentí derretirme por dentro. Después fue desabrochándose el pantalón, se los quito quedando desnudo de la parte de abajo. Note que se había depilado su miembro. me abrió las piernas y empezó a frotar su pene contra la vagina. Yo se lo sujete con la intención de introducírmelo. Pero el dijo que todavía no, quería disfrutar el momento. Siguió frotando. Alrededor. Por encimita, el estaba húmedo al igual que yo. Vi que toda mi parte estaba lubricada con mi excitación. Su miembro babosito y rico resbalaba sobre mi vagina. Hasta que al fin sentí que me lo metía, al fin sentí su rigor dentro de mí. Resbalaba rico, la espera había valido la pena. Yo empecé a mover la cadera, de arriba para abajo quería devorarlo con mi vagina. El se quedo quieto sobre mí, mientras yo hacia el movimiento para que entrara y saliera. Sin embargo el estaba sudando observando mi rostro con su cara de placer. Yo gemía mientras seguía en movimiento. Lo enrede con mis piernas, el me sujeto y me abrazo. Quedo inclinado sobre la cama y yo sobre el siguiendo moviéndome. Empezó a chuparme los pechos y metió un dedo en mi trasero. Con la otra mano me tenía sujetada por la cintura. El dedo por detrás y su miembro por delante me daban más excitación. Lo acosté en la cama, me subí sobre él, le agarre su pene y la coloque en mi trasero, lentamente me lo introduje por detrás, de nuevo me movía teniendo un rico sexo anal. Ahora con su dedo jugaba mi vagina y con la otra mis pechos. Los dos empapados gozando de un rico sexo, uno de los mejores que he tenido. El me lo saco del trasero y me lo metió por la vaina. Y siguió con la penetración. Me dijo que me acostara boca abajo. El coloco las almohadas debajo de mí haciendo que mi trasero se eleve. Pero siguió penetrándome por la vagina. Me acariciaba la espalda y las pompas. Yo mordía la almohada y gemía aguantando soltar el grito de placer. Sentí que me dejo de penetrarme y sentí su líquido caliente en mis pompas. El fue el primero en tener su orgasmo, pero no paro, con sus dedos siguió, no descanso hasta que yo también me corriera, cuando sucedió el siguió con la penetración. Sin darnos cuenta ya había amanecido. Afortunadamente aquel día seria nuestro descanso. Por lo que no paramos, lo único que nos detuvo fue una llamada de una compañera de trabajo que me decía que me esperaría en la piscina del hotel. Yo le dije que pronto iría, aunque dure otra hora con él. El dio por terminado todo, no quería que sospecharan, que tenía que irse., se puso los pantalones, se acomodo la camisa y se despidió dándome un beso en la boca y un beso y una lamida en la vagina. Yo quede tendida con las piernas abiertas mientras veía que se marchaba. Otra llamada de mi compañera me hizo reaccionar, preferí dormir un poco. Ya que estaba cansada. La mitad del día me la pase en mi cuarto. Después de eso nos volvimos amantes. Y cada viaje nos des estresamos mutuamente. Sé que algunos compañeros ya sospechan que hay algo entre el jefe y yo. pero me hago la que no se, y disfruto el momento.

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